31.5.10

Sabotaje

Aún en las mejores circunstancias las cosas pueden ponerse mejor.

El sabotaje es simple, consiste en un elemento que se interpone en la realización de un plan previamente establecido. La idea era simple también, mantener un horario, una cadencia. ¿Pero que se hace cuando un elemento no previsto interviene? Nada, es necesario abandonar la ilusión de control y adaptarse. Solo los que se adaptan sobrevivien.

Es asi que comienza esta historia con un simple acto de sabotaje. Se ha roto la frecuencia, el periodo establecido no lo es mas. Las cosas ya no son como lo habían estado siendo.

Y eso está bien.

23.5.10

Julieta

Anoche soñe con Julieta. En el sueño ella era médico cosa que no es en la vida real. Anoche también soñe con Paula. Llevaba peluca güera. Jamás he visto que tenga nada parecido en la vida real.

Julieta dejó el banco donde estaba y se dirigió hacia la cocina. Ahí junto a la puerta tomó un pequeño cantaro en el que dejaban el agua en su casa para que respirara y me sirvió un vaso. El agua estaba fresca y tenía justo ese sabor que tiene el agua cuando se conserva en un recipiente de barro. Se volvió a sentar en el banco, solo que ahora lo hacía como montandolo, una pierna a cada lado, no como antes que tenía las dos al frente.

Los vestidos de colores siempre fueron muy de Paula, bueno no, no exactamente, pero creo que si se le veían bien. Dos veces creo se lo comenté. Claramente mi opinión no alteró sus costumbres puesto que no ví que se los pusiera mas seguido, como hubiera sido el caso si mi comentario hubiese hecho mella en ella.

A diferencia de la casa de Julieta en la que pasé muchas tardes y algunas noches, la casa de Paula solo la visité una vez. No la puedo evocar en mi memoria, un patio y ventanas es lo único que aparece en mi mente. En casa de Julieta en cambio había un cuarto lleno de libros de donde muchas veces salía la voz de Pablo Milanés que cantaba sus canciones de lucha y socialismo, de belleza y amor. En ese cuarto también hubo alcohol y estoy seguro que hubo besos, pero ninguno de ellos fue mio.

Paula y yo nos besamos por aburrimiento quizá, los temas interesantes de plática se habían ya agotado y no encontramos nada mejor que hacer con nuestras lenguas que evaluar su mutua textura y sabor. También conocimos su temperatura y mientras estabamos en ello igual supimos que demasiado ímpetu equivale a un dientazo.

Julieta me hablaba de danza y política, aunque en mi sueño de anoche me hablara de niños enfermos. Solía burlarse del cliché aquel que dice que los políticos deberían resolver sus conflictos en un rin de boxeo diciendo que la unica manera real de lograr la paz mundial era poner a todos en mallones y conseguir que montaran el lago de los cisnes, o mejor aún decía mientras reía, una de esas danzas mahoris donde todo el mundo se golpea el pecho con las palmas.

Paula prefería los jueves a otros días de la semana. Decía que era el único día en que se sentía agusto. Ayer en mi sueño Paula me fue a buscar al interior de un cine. Uno de esos cines antiguos, de grandes bovedas y pantallas plateadas detrás de pesadas cortinas rojas. No creo que hubiera nadie más en la sala, pero Paula actuaba como si fuera espia durante la segunda guerra mundial.

Julieta y yo solíamos abrazarnos fuertemente cada vez que nos veíamos. Anoche sin embargo, durante mi sueño, me besó. Un beso dulce tranquilizador.

No sé que partes de mi vida se despertaron anoche en el sueño. Pero ni el destino actual de Paula ni el de Julieta se parecen en nada a mis memorias de nuestro pasado.

Un poco de agua fresca, de esa que se guarda en un cantaro me vendría bien ahorita.

16.5.10

La cita

Un momento de arrepentimiento, o una emergencia, y la cita deja de ser. Las voluntades que anteriormente se habían alineado dejan de estarlo.

Creo que hubiera pedido una cerveza, sobretodo porque afuera estaba lloviendo, quizá si el clima hubiera estado mas tranquilo hubiera pedido una copa de vino blanco. Muy seco. Creo que ibas a pedir un Gin and Tonic, al parecer eso es lo que toman las mujeres por aqui, pero me hubieras sorprendido de pedir un whiskey.

Las primeras palabras, esas que se olvidarán seguramente fueron nerviosamente dichas. Pero eso no importa ahora. Importa que vivas cerca de mi casa, o yo de la tuya. El amor no aguanta tanto tráfico y no hay suficientes cafés para siempre verse a la mitad del camino. Importa también que tu abuelo era un Rumano que partió a buscar fortuna en Argentina, importa que desapareció, mas bien lo desaparecieron por sus simpatias comunistas. Es increible lo que puede la ignorancia, es claro que a los ojos nacionalistas procapitalistas alquien que viniera de Rumania solo podía querer instaurar una dictadura socialista. Importa que tu abuela salió de Argentina con ocho meses de embarazo. Importa que salió en barco y que tu madre nació a bordo, en plenas aguas internacionales.

Por mi parte escucho atento, o hubiera escuchado atento tu historia, estoy seguro. Lo que no sé, quizá lo averigüe mas adelante, es si te iba escuchar mientras me sentía hipnotizado por tus labios o por tus ojos, o si simplemente te iba a escuchar. Me hubiera gustado estar hipnotizado por tus labios. Sentir el impulso de querer besarte. Sé que las persecuciones políticas no deberían mezclarse con las ganas de besar, pero yo no sabía que después de las primeras palabras, cuando tenía todavía la entereza para mirar solo tus ojos, vendría la historia del abuelo Rumano.

Mi vaso de cerveza y tu Gin and Tonic se mantienen cuello a cuello. Todavía flota un hielo en tu bebida, o quizá ya no flotaría ningún hielo, no no, ahi está el hielo. Cerveza, vaso, labios besables, demasiada coordinación se me demanda como para prestarle atención al hielo. Quizá si usasemos el hielo... no no, esa no es esta cita, al menos no lo es todavía.

Te hubiera platicado de la playa, de las olas, de la vez que estuve a punto de ahogarme cuando después de revolcarme a la ola se le ocurrió que era buena idea sacarme la playera y dejarme con las manos atadas para que no pudiera yo bracear hacia la superficie. También te hubiera contado de la vez que hundí un catamarán, no fue a propósito, pero yo llevaba el timón antes del accidente.

Plática y mas plática.

Pero es hora de decir adiós, es hora de abandonarlo todo, se que no es cierto que estés aqui, que no hay cita, que nunca llegaste al bar, es hora de dormir, quizá mañana despierte en ese universo paralelo donde duermes a mi lado y pueda entonces besarte como esa noche, en el bar, después de nuestra primera cita.

9.5.10

Mano

La puerta del consultorio se encuentra cerrada la mayor parte del tiempo, independientemente de si hay un paciente al interior o no. Creo que mantener la forma es importante. Cualquier cosa la atiende Lorena.

Tengo que hacer una advertencia, en general el consultorio se dedica a cirugía estética mayor y menor, pero también nos hemos especializado una consulta de complicaciones de procedimientos quirurgicos estéticos poco convencionales; reacciones alérgicas a los pigmentos de ciertos tatuajes, uno que otro piercing infectado. Creo que ya describí el que había sido hasta ahora nuestro mas grave caso, una separación de lengua que se complicó con un quiste salival y que logró que el individuo afectado perdiera unos 5 kilos debido al dolor que le producía tragar antes de decidir buscar ayuda. En general el consultorio se ha ganado la reputación de ser serio y de trabajar sin juzgar a todos aquellos que de un modo u otro han tenido complicaciones en la busqueda de su yo.

Mas allá de un pequeño tatuaje en el hombro derecho no había nada particular con F. Bueno, al menos nada que me llevara a pensar que me iba a pedir algo tan extraño.

La conversación inició como otras. Buenas tardes y demás formalidades. Me extendió la mano izquierda al saludar. Algo muy raro, la mayor parte de la gente, aún los zurdos saludan con la derecha. ¿Que lo trae al consultorio esta tarde F?

Dejeme plantearle algo, dijo con mucha seguridad, un dilema moral; es importante que su mente se encuentre en el lugar adecuado antes de que yo le platique el porque he venido a visitarlo. Bien dije yo, lo escucho.

¿Ubica como a las personas que tienen hijos se les perdonan muchas cosas? Vamos, si tu hijo está enfermo y en la oficina te llama tu mujer y te pide que por favor salgas una hora antes del trabajo nadie te va a reclamar, nadie te va a ver feo. Es mas lo mas probable es que hasta se ofrezcan a hacer algo del trabajo por ti. -Pero eso no dura para siempre- intercedí yo. No no, por supuesto que no, pero imaginemos la misma situación, salir una hora antes del trabajo en un día como cualquier otro. Una situación de excepción, digamos dos veces en un año. Ahora bien, si uno no dice nada, simplemente dice, lo lamento tengo que salir una hora mas temprano el día de hoy, motivos personales. Nadie se inmuta tampoco. Pero no vaya a decir uno, que ganas locas me acaban de dar de ir a mi casa a masturbarme y me voy a ir una hora antes del trabajo para ello porque entonces si, se ha cruzado una linea.

Estará usted de acuerdo conmigo que la linea es imaginaria ¿Doctor? -Puedo ver el punto si, prosiga-. Bien pues, la noción es que aunque el acto final es el mismo, no estar en el trabajo una hora, las razones le dan o quitan validez de acuerdo a una serie de lineas imaginarias que nos planteamos todo el tiempo.

Ahora bien, lo que le quiero plantear es lo siguiente. Quiero que me corte la mano derecha. No pienso explicarle el porque, simplemente, porque no creo que me comprenda y porque no es importante. Lo que le voy a explicar es porque la línea imaginaria que piensa que no debe cruzar no es importante.

Si me incorporara yo al ejercito para ir a matar gente que no conozco en un país que ni siquiera nos ha invadido y tengo la mala fortuna de sufrir un accidente en mi mano derecha, no solo me van a cortar la mano, sino que además me van a recompensar como un patriota, un heroe. El costo de mi mano son todos sus impuestos, mas la vida de varios desconocidos y un falso homenaje. Si me meto de aprendiz de obreo y meto la mano en una maquina en el momento equivocado usted estaría obligado a cortar mi mano, o a reparar lo que quede de ella. El costo de mi mano son la producción de la fábrica ese día, las cuotas del seguro, el prestigio del patrón. Si me intento cortar la mano en casa el costo de la mano es el tiempo de los paramédicos que podrían estar ayudando a victimas de accidentes de tráfico o cosas parecidas. En fin, creo que empieza usted a ver el patrón.

Y si, la desición de perder la mano es estética, igual que lo es ponerse tetas mas o menos grandes, tatuarse lineas en los ojos de por vida, depilarse con laser, romperse las piernas para ganar diez centímetros mas o cambiar de sexo. ¿Y si acaso piensa usted que es algo autodestructivo, que me dice de comer, fumar, beber, manejar?

No me de una respuesta todavía. Pienselo, discutalo con colegas si es necesario. ¿Le parece bien si saco una cita para dentro de un mes?. -Está usted perdiendo su tiempo- le dije, visiblemente trastornado. Lo que me pide es completamente falto de ética, lo primero es no hacer daño.

Ya no me estaba escuchando. Salió, cerró la puerta tras de si y pagó.

También pagó por adelantado la cita de hoy.

2.5.10

Violencia

Mil pedazos de vidrio verde y gotas de cerveza. Esa es la imagen en mi mente mientras sostengo dos cheves en mi mano izquierda y le doy un trago a la tercera que tengo en la derecha. Es la última cerveza de la noche, supongo que eso también afecta las cosas. Uno se descuida, se deja llevar.

Estoy solo en la pista de baile. Falta su bolsa pero tanto mi maleta como la otra maleta siguen en el piso. Me fui al baño regresé a la barra y compré tres cervezas. Una de ellas podría terminar reventandome en la cabeza. Quizá también por eso la compré, una pitera oferta de paz.

Pasa el tiempo, a mi izquierda bailan dos mujeres, a mi derecha otras dos. Las de la derecha bailan un poco mas pegadas la una a la otra que las de la izquierda. No importa, sigo pensando en si se habrán ido, si debo ir a buscarlos, si regresarán, si prenderán las luces estroboscópicas justo segundos antes de que levante la botella e intente hacer que ocupe el mismo tiempo-espacio que mi craneo.

A que no te atreves. Esas fueron las palabras. En el bar. Después de dos cervezas. La primera pregunta no fue esa frase claro está, esa frase no es una pregunta. La primera pregunta fue: ¿Que quieres (tomar, lo que hubiera hecho mi respuesta imposible, o mas bien diferente no formó parte de la pregunta)? Quiero un beso.

El calor de los labios, la manera en la que aumenta la presión, la ligera tracción al separarse. Todos somos cool. Estamos tomando cerveza. Una cerveza mucho muy anterior a la cerveza que sigo sosteniendo en mi mano izquierda y que empiezo a decidir si tomarme también o no. Las botellas de cerveza vacías producen mas daño al ser usadas como armas que las botellas de cerveza llena.

Vamos corriendo por el tunel, debimos haber ido al baño antes. Tomados de la mano, resistiendo. ¿Dónde demonios están los baños? Sip, los baños. También han jugado un rol importante esta noche. Nos vió cuando venía regresando del baño. Dejamos de estar precavidos.

Finalmente me terminé mi cerveza, las mochilas siguen en el piso. Ya no tengo donde meter mas cerveza. Le doy un trago a cada una de las que tengo en mi mano izquierda. Se sienten un poco menos desperdiciadas a pesar de que al final se quedaron ahi en una mesa vacía.

Están afuera del antro. Discutiendo. Están a punto de cerrar y él recuerda que su maleta está dentro, igual que las dos cervezas que nadie se tomó. Una vez mas desaparece y nos deja solos. La misma escena que al interior en la pista de baile, sólo que ahora no estamos bailando, seduciendonos, besandonos, simplemente me está diciendo que nos vió, que lo vió todo.