10.12.15

(A)Ficciones

Habitualmente comienza como a las 11 de la mañana, la sensación de un día perdido, de una idea más que se marchita y cae del árbol de las posibilidades. En otras ocasiones, como hoy, se presenta en la punta de la rama un brote de color, la promesa de algo fructifero. Pero, siempre hay un pero, al igual que la flor no llegará a fruta más que a través del arduo trabajo de las abejas polinizantes, la idea necesita trabajarse. No, no necesita trabajarse, demanda trabajarse. Se convierte en un punto focal de atención y no es posible evitarla.

Y así mientras está uno trabajando una idea, las distracciones, se suceden las unas a las otras, como insectos, como lotófagos, devoradores de flores.

Pero la idea...