16.7.12

El recuento de los daños

Tranquilidad

Ese es el recuento de los daños.

Pero no nos adelantemos. Vayamos por partes.

Existía una mítica canción infantil que habla de perritos que la autora tenía y que poco a poco por diversos giros del destino fueron dejando de ser. Uno se cayo a la nieve y solo quedaron nueve.
Al final de la historia no recuerdo que le pasa al último, pero estoy seguro que la autora se quedó con ninguno.

Tal cual. Pero a diferencia de la autora, más bien a diferencia de la autora imaginaria que estoy inventando para que sirva a los propositos de lo que quiero escribir y a quien imagino en cierto modo sufriendo amargamente por la perdida de sus perritos, yo no tenía intención con mi canción. Al menos ninguna intención de quedarme o no con los perritos.

Mi intención era muy distinta, liberarme a mi mismo de una serie enorme de atavios y de equipaje innecesario que llevaba cargando durante más de una década.

Y es asi como a una de ellas la dejé de ver por aburrida, era incapaz de platicar. A otra la dejé por intensa, quería noviazgo o algo muy parecido, otra me golpeo la cara (si muy de broma y lo que fuera, pero ya le había dicho que no me gusta) y le tocó conocer a la persona a la que tajantemente no le gusta que le golpeen la cara. Otra quería, quien sabe que quería, fue un momento frugaz y raro. Otra decidió intentar ganarle a las reglas del juego y la última que quedaba simplemente nos dejamos de buscar.

Durante todo ese tiempo también pasó que conocí a varias mujeres con las que me hubiera gustado saber si pudiera existir algo más serio, y dos de ellas tenían novio, y una tercera no se interesó y me disparé en el pie de una manera torpe.

De esto ya ha pasado más de un mes.

Y entonces me quedo en este lugar, lleno de tiempo para seguir haciendo cosas.

Pero ya no tengo ninguna urgencia de encontrar a alguien a quién le interese compartir la complicidad. Ningún zapato tiene que entrar en ningún pie, no hay dedos gordos que cortar, ni zapateros que contratar.

Y tampoco tengo culpa, nadie fue manipulado, a nadie se le hicieron promesas. La exploración fue franca y real. Creo que la gran mayoría de nosotros ya vive con la idea de buscar algo para siempre o no buscar nada. No creo que sea la aproximación correcta, mucho menos conforme se hace uno mayor. Por supuesto que existen los flechazos, las mariposas, todo eso. Y cuando sucede es mucho más importante saber explorar que saber comprometerse.

Y mientras sucede si es que sucede algo asi, definitivamente hay que dejar de cargar culpas.

Tranquilidad es el recuento de los daños.

No hay comentarios.: