En ocasiones me es muy difícil extrañarte tanto, añorar tu presencia diaria en mi vida, compartir el cotidiano.
Por momentos siento que vivimos vidas separadas, ajenas, que se mantienen unidas por un frágil hilo de complicidad que se tensa y por momentos pareciera querer romperse.
Te deseo, físicamente, deseo tu presencia, por momentos el fantasma de tu existencia en mi mente no es suficiente. Escuchar tu voz disminuye el ansia, te siento cercana y tus palabras acarician mi oido de la manera en que quisiera que mis manos pudieran acariciar tu cuerpo.
El tiempo, en su dualidad indivisible de tiempo-espacio, fuertemente armado de relatividad, es un enemigo incansable que no para su lucha, una lucha inconsciente contra unos enemigos que nunca eligió.
Es a través de estas palabras, que intento dibujar, delinear si acaso, lo mucho que tu presencia significa en mi vida. Espero que lo veas asi y que a pesar de lo duro del momento, continues decidiendo día a día que el recuerdo en tu mente y la voz en el auricular son motivos suficientes para esperar un futuro incierto que nace de un pasado casi irreal. Irreal porque son pocos los afortunados que han logrado llegar a donde hemos llegado. Irreal porque solo nosotros sabes de su existencia. Irreal porque ahora existe únicamente como un potencial enorme.
En este momento te extraño. Besos.
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