-Doctor vengo a que me quite la tos.
-Para que se le quite la tos debe dejar de fumar.
-Doctor no me interesa dejar de fumar, vengo a que me quite la tos.
-Si usted deja de fumar se le quitará la tos.
-Doctor no vengo a que me quite el cigarro vengo a que me quite la tos.
-Pero si usted no deja de fumar jamás se le quitará la tos.
-Entonces todo el conocimiento médico del mundo no sirve para arreglar mi problema.
En algún momento cuando leía (mentalmente) un diálogo así me costaba trabajo entender al paciente. La solución al problema parece tan obvia, pero no, es justo ahí en el deseo de fondo del paciente donde se encuentra la dificultad.
¿Cuál es el propósito final de la medicina?
¿Cuál es la respuesta a tal diálogo de sordos?
Lo mas difícil de dicho tipo de planteamientos, es que la razón se encuentra al servicio de ambos. No hay un conflicto con la realidad en ninguno de los planteamientos. El deseo de que desaparezca la tos sin dejar de fumar es real, quizá imposible, pero en ese caso nadie dijo que los deseos deberían de ser realistas para poder ser deseos.
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