Tranquilidad
Ese es el recuento de los daños.
Pero no nos adelantemos. Vayamos por partes.
Existía una mítica canción infantil que habla de perritos que la autora tenía y que poco a poco por diversos giros del destino fueron dejando de ser. Uno se cayo a la nieve y solo quedaron nueve.
Al final de la historia no recuerdo que le pasa al último, pero estoy seguro que la autora se quedó con ninguno.
Tal cual. Pero a diferencia de la autora, más bien a diferencia de la autora imaginaria que estoy inventando para que sirva a los propositos de lo que quiero escribir y a quien imagino en cierto modo sufriendo amargamente por la perdida de sus perritos, yo no tenía intención con mi canción. Al menos ninguna intención de quedarme o no con los perritos.
Mi intención era muy distinta, liberarme a mi mismo de una serie enorme de atavios y de equipaje innecesario que llevaba cargando durante más de una década.
Y es asi como a una de ellas la dejé de ver por aburrida, era incapaz de platicar. A otra la dejé por intensa, quería noviazgo o algo muy parecido, otra me golpeo la cara (si muy de broma y lo que fuera, pero ya le había dicho que no me gusta) y le tocó conocer a la persona a la que tajantemente no le gusta que le golpeen la cara. Otra quería, quien sabe que quería, fue un momento frugaz y raro. Otra decidió intentar ganarle a las reglas del juego y la última que quedaba simplemente nos dejamos de buscar.
Durante todo ese tiempo también pasó que conocí a varias mujeres con las que me hubiera gustado saber si pudiera existir algo más serio, y dos de ellas tenían novio, y una tercera no se interesó y me disparé en el pie de una manera torpe.
De esto ya ha pasado más de un mes.
Y entonces me quedo en este lugar, lleno de tiempo para seguir haciendo cosas.
Pero ya no tengo ninguna urgencia de encontrar a alguien a quién le interese compartir la complicidad. Ningún zapato tiene que entrar en ningún pie, no hay dedos gordos que cortar, ni zapateros que contratar.
Y tampoco tengo culpa, nadie fue manipulado, a nadie se le hicieron promesas. La exploración fue franca y real. Creo que la gran mayoría de nosotros ya vive con la idea de buscar algo para siempre o no buscar nada. No creo que sea la aproximación correcta, mucho menos conforme se hace uno mayor. Por supuesto que existen los flechazos, las mariposas, todo eso. Y cuando sucede es mucho más importante saber explorar que saber comprometerse.
Y mientras sucede si es que sucede algo asi, definitivamente hay que dejar de cargar culpas.
Tranquilidad es el recuento de los daños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario