5.12.10

Erecciones y Humedades

Todos organismos tenemos en realidad solo dos prioridades: No morirnos y reproducirnos en lo que nos morimos. El resto son detalles.

Pero como a nosotros (los humanos) se nos da clavarnos en la textura, el diablo, está justo en los detalles.

Me acuerdo la vez que mi padre, preocupado el por tener "la plática" con su hijo, o al menos algo parecido a "la plática" me hizo solamente una pregunta:

¿Y tienes erecciones?

En aquella ocasión no conocía yo el significado de la palabra erección, asi que me quedé viendo a mi padre con cara de que estás hablando y mi padre cambió su pregunta por una mas sencilla:

¿Que si se te para?

A lo que yo respondí que si, y ese fue el final de "la plática".

No recuerdo bien la edad que tenía entonces, pero definitivamente fue en la frontera entre la prepubertad y la pubertad. Aún cuando entendía la pregunta y su significado potencial, no tenía idea del significado real de la pregunta.

Las humedades por el contrario nunca fueron parte de las conversaciones, nunca que yo recuerde, no fue sino a través de la experiencia y la experiencia vicaria via libros y revistas que le empezó a llegar luz al asunto.

Y es sobre ese pobre trasfondo que se empieza a construir todo lo demás. Hay que reconocerle a la madre naturaleza que los mecanismos que ha ido seleccionando a través de la historia de la humanidad ha hecho un trabajo excepcional, pero que tristemente hemos aprendido a usarlo en nuestra contra.

Pocas cosas vuelven a las personas psicóticas como darles dos instrucciones opuestas con la misma intensidad. Se produce una parálisis total y el organismo entra en conflicto consigo mismo volviendose incapaz de actuar. Apunto esto porque justo es así como termina uno aproximandose a sus erecciones, psicóticamente por momentos:

Todo comienza, no sé, con algún juego inocente entre niños y niñas, puede ser cualquier cosa, bote pateado, escondidillas, encantados, pero mientras mas se acerquen los cuerpos mas fácil será que se vuelva evidente. Resulta por ejemplo que te estás escondiendo detrás de un árbol y justo llega a esconderse una niña cuando el que busca está a punto de llegar a 100 en la cuenta y va a comenzar a buscar. No queda mas remedio que compartir el escondite, pero si no se juntan lo suficiente van a sobresalir de la silueta del árbol, asi que se tienen que poner pegaditos pegaditos. Y es ahi donde se desata completamente de manera involuntaria una erección. Al grito social de "esas son cochinadas" o de "pecado" o de "esas cosas solo sirven para que los papas tengan hijos" o cualquier otra estupidez las primeras asociaciones con las erecciones son: Mantenlas lejos de las personas del sexo opuesto, de hecho mantenlas lejos de todo el mundo.

Y asi, desterrada de la existencia llega al mundo la erección, algo que "debe ser importante" pero justo ahorita no.

Los niños como niños que eramos pronto olvidamos y volvemos a jugar, nada se ha roto, nada grave ha pasado. (Supongo que habrá otros menos afortunados, a los que sus primeras erecciones los hayan llevado aún por caminos mas obscuros, para ellos mis mas sentidas condolencias).

Pero el tiempo continúa insistente su carrera y junto con el tiempo la directiva de poner en funcionamiento el mecanismo de reproducción toma mas y mas peso cada vez.

Y entonces viene algún baile, una prima, o amiga de la familia, y a los dos segundos de estar lo suficientemente cerca, se empieza a sentir la sangre fluir. Y quedan dos caminos, los dos igual de tristes: Saltar hacia atras argumentando un calambre en la pierna e irse a sentar lo mas rápidamente posible y evitar cualquier contacto humano durante los siguientes 10 minutos o pensar en cosas que maten a la erección justo ahi en ese momento. Debe ser uno muy prudente al escoger un camino.

Pero no todo es terror, bueno, no casi todo, finalmente pasan los años y los tiempos extraños empiezan desaparecer, y entonces viene los besos, llenos de saliva, de tierno calor interno, de sabor desconocido, y como bien se saben ya la historia hasta ahora: Schwing! Pero ahora si que es complicado, un beso, en la boca, de lengüita, claramente va en una dirección muy distinta a la de un juego de escondidillas. Y entonces que hacer con la erección, las primeras se ocultan, se intentan disimular, las bocas y los cuerpos no necesariamente están en el mismo lugar, no hay tanto peligro.

Y poco a poco, del camino obscuro que trajo la erección al mundo, empieza a asomarse discretamente la luz real bajo la cual debería haber sido iluminada desde el principio.

Vamos, después de dos semanas de besos, o en aquella época quizá fueron dos meses, no me acuerdo bien, eramos mas bien fresas en aquel entonces, las manos comenzaron a aventurarse, casi siempre de la cintura para arriba, primero por arriba de la ropa, después por debajo de la playera, y asi sucesivamente.

A estas alturas del partido el teléfono de la regadera ya había hecho de las suyas, se siente bien rico tocarse durante una erección, pero no solo eso, seguir tocandose termina en algo que se siente aún mas rico.

Y ahora con cada beso y con cada mano que se aventura bajo la ropa buscando una teta, soñando un pezón, hay una erección soñando con ser tocada.

Pero, ¿Cual es la etiqueta, la conducta correcta y caballerosa para solicitar una mano de lleno en el pene?. No está escrito en ningún lado, a mi nadie me contó nada. Y por si fuera poco las películas y los libros ya están del otro lado, las mujeres en esas historias simplemente se aproximan al pene sin mayor conflicto, como si fuera lo mas natural del universo. Pero no se siente asi en esos momentos, se siente angustia, deseo, y las mil voces sociales con mil mensajes distintos en tu cabeza.

Tengo que decir que no recuerdo como fue el momento en que finalmente se rompió la barrera, recuerdo solamente que aquel entonces la barrera mano-pene se rompió varios meses antes que la barrera mano-vulva.

Pero las cosas buenas no todas siempre duran y la relación que sostenía la capacidad del contacto físico permitido se terminó. Y las erecciones tuvieron que regresar a su cajón obscuro del que solo podrían volver a salir cuando tuvieran el visto bueno de una nueva dama.

Pero hasta aqui solo vamos a la mitad de la historia, bueno no se siquiera si la mitad, quizá la cuarta parte.

Porque todavía faltaba por caminar el trecho que separa al "que rico se siente que me toques" del "que rico se siente que me hagas sexo oral" y del "que rico se siente estar completamente erecto dentro de ti mientras nos besamos en un torrente de pasión".

Pero no caminemos aún en esa dirección, caminemos en la otra dirección.

Lubricar es un término extremadamente mecánico, pero lubricidad es un término mucho mas cargado sexualmente.

No sé que sea mas complicado, enfrentarse al problema público de la erección, o al problema privado de humedecerse. Imagino que existe una gran ventaja en poder estar tan exitado como sea posible sin que se note, pero del mismo modo imagino que debe ser terrible que no haya signos tan evidentes del deseo, sobretodo cuando la intención es comunicar ese deseo.

Peor aún, aún cuando a las mujeres no se les puede "regañar" por mojarse, tampoco se les puede "premiar" por mojarse rico.

Vamos, cuando una erección sucede existe una condena pública pero también existe el subcontexto. Una erección permite tener sexo penetrativo, y el sexo penetrativo es rico. Pero cuando una humedad sucede, solo existe el silencio, nadie la suguiere como una conducta inadecuada, pero nadie habla en público de sus beneficios, y las humedades son tan importantes para el sexo penetrativo rico que esta disyuntiva solo le sigue aumentando a la psicosis de todo el tema.

De hecho lo que me motivó a escribir este post es el tipo de sentimientos encontrados que me provocan en la mente las siguientes dos frases:

Anoche tuve una erección pensando en ti.
Anoche me mojé pensando en ti.

En mi mente la primer frase, aunque al interior mio sea una frase laudatoría, solo es posible utilizarla en muy selectas situaciones. Decirsela a una persona con la que no hay una relación que lo permita es el equivalente a una grosería total y absoluta, no hay nada de halagador, uno es un mounstro. Decirsela a la persona correcta es una invitación a compartir el deseo y a gozar el uno del otro.

La segunda frase en mi mente vive una vida distinta, siento que dicha como una frase laudatoria, una especie de piropo nunca podría ser mal recibida, no tiene un contexto agresivo, simplemente creo que uno se sentiría halagado. En la segunda versión, la de la persona especial que te la dice, tiene un nivel mucho mas poderoso, es una entrada a un nivel casi secreto, ese sitio donde vive el placer femenino.

Hasta aqui lo que mas me impresiona es que todo esto son preparativos, nada de esto es el acto en si, nada de esto es tener sexo, o hacer el amor, solo son adelantos.

Pero imagina cuan cargado ya va todo hasta aqui. La erección, mala y buena a la vez, placentera pero socialmente inadecuada, las humedades, secretas, parcialmente inaccesibles.

Y entonces algún día se rompe la siguiente barrera, una penetración, lo mas fuerte del mundo, aquello que nadie y todos te habían vendido como el caliz sagrado. ¿No es así como lo refleja el habla popular vulgar: ¿Ya se la metiste? Ya se rompió el himen, ya no es virgen, ya la desfloró? ¿Y del orgasmo que? ¿Y del placer compartido que? Mas y mas nubes obscuras, manuales técnicos, lugares que se tienen que explorar como ciegos atrapados en un mismo viaje.

Por si no llevaramos ya suficientes vueltas de tuerca cuando los sitemas fallan pueden fallar en la misma dirección, o en direcciones contrarias. A que me refiero con esto. Ya hablamos de dos problemas que van en el mismo sentido: No hay erección o no hay lubricación. Los dos que van en sentido contrario son la eyaculación precoz y la incapacidad para alcanzar el orgasmo.

Pero bueno, en algún momento se alinean las estrellas y todo lo que está escrito aqui arriba se convierte solo en conocimiento, en anecdota, en explicaciones para fenómenos que ya no te atañen.

Yo te pienso, te veo, te toco, te beso, gozo y te comparto mi erección, tu me piensas, me ves, me tocas, me besas, me gozas y me compartes tu humedad, y yo te escucho decir que te mojas pensando en mi y te llevas tus dedos al interior para darme a probar y el pene se me pone aún mas erecto y tu me tocas mientras sientes como te humedeces cada vez mas. Y después nos fundimos en uno solo, yo dentro de ti y tu rodeandome por completo y nos entregamos totales al placer, a gozar de lo mucho que nos gusta ver nuestras almas en los ojos y a flor de piel, encantados de ponerle la mejor realidad física a todo ese espectaculo de fuegos artificiales que llevamos dentro.

Y asi, después del primero, o del segundo, o del tercer orgasmo del día, después de quedar rendidos y abrazados el uno al lado del otro empezamos a sonreirnos complices una vez mas pues sabemos ya tengo otra ereccion y tu estás completamente mojada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y habrá que hacer un post aparte de cuando reconoces los olores y como perrito de pavlov, salivas pensando en el festín con sólo olisquear aquella almohada que contuvo su cabellera o esa sábana que aún conserva cierto aroma de su sudor y su perfume y su sexo.

Interesante texto, aunque "la carnita" la encontramos al final.