2.5.10

Violencia

Mil pedazos de vidrio verde y gotas de cerveza. Esa es la imagen en mi mente mientras sostengo dos cheves en mi mano izquierda y le doy un trago a la tercera que tengo en la derecha. Es la última cerveza de la noche, supongo que eso también afecta las cosas. Uno se descuida, se deja llevar.

Estoy solo en la pista de baile. Falta su bolsa pero tanto mi maleta como la otra maleta siguen en el piso. Me fui al baño regresé a la barra y compré tres cervezas. Una de ellas podría terminar reventandome en la cabeza. Quizá también por eso la compré, una pitera oferta de paz.

Pasa el tiempo, a mi izquierda bailan dos mujeres, a mi derecha otras dos. Las de la derecha bailan un poco mas pegadas la una a la otra que las de la izquierda. No importa, sigo pensando en si se habrán ido, si debo ir a buscarlos, si regresarán, si prenderán las luces estroboscópicas justo segundos antes de que levante la botella e intente hacer que ocupe el mismo tiempo-espacio que mi craneo.

A que no te atreves. Esas fueron las palabras. En el bar. Después de dos cervezas. La primera pregunta no fue esa frase claro está, esa frase no es una pregunta. La primera pregunta fue: ¿Que quieres (tomar, lo que hubiera hecho mi respuesta imposible, o mas bien diferente no formó parte de la pregunta)? Quiero un beso.

El calor de los labios, la manera en la que aumenta la presión, la ligera tracción al separarse. Todos somos cool. Estamos tomando cerveza. Una cerveza mucho muy anterior a la cerveza que sigo sosteniendo en mi mano izquierda y que empiezo a decidir si tomarme también o no. Las botellas de cerveza vacías producen mas daño al ser usadas como armas que las botellas de cerveza llena.

Vamos corriendo por el tunel, debimos haber ido al baño antes. Tomados de la mano, resistiendo. ¿Dónde demonios están los baños? Sip, los baños. También han jugado un rol importante esta noche. Nos vió cuando venía regresando del baño. Dejamos de estar precavidos.

Finalmente me terminé mi cerveza, las mochilas siguen en el piso. Ya no tengo donde meter mas cerveza. Le doy un trago a cada una de las que tengo en mi mano izquierda. Se sienten un poco menos desperdiciadas a pesar de que al final se quedaron ahi en una mesa vacía.

Están afuera del antro. Discutiendo. Están a punto de cerrar y él recuerda que su maleta está dentro, igual que las dos cervezas que nadie se tomó. Una vez mas desaparece y nos deja solos. La misma escena que al interior en la pista de baile, sólo que ahora no estamos bailando, seduciendonos, besandonos, simplemente me está diciendo que nos vió, que lo vió todo.

1 comentario:

Ingrid dijo...

Muy bueno... ahora que lo pienso, cuando en un antro dejo cervezas, siempre siento pena por ellas.

Saludos!