30.9.09

En el camión

Ayer mientras iba de regreso a casa en el camión, venía viendo un capítulo de los Sopranos en un iPod. Es una manera relajada de regresar a casa y aprovechar tiempo que de otro modo estaría muerto. En las mañanas leo. Necesito leer mas, por cierto. Nota mental aparte, venía en el camión cuando de repente se paró un guey a hablar como merolico. Todo el choro de la salvación cristiana y el regalo divino, en fin, pura tontería. El caso es que se estaba volviendo verdaderamente difícil dejar de sintonizarlo y entonces sucedió. Alguien le dijo que se callara, que lo que estaba diciendo era basura y que por favor nos dejara en paz. Entonces alguien en la parte trasera del camión le dijo al que había interrumpido al merolico que que falta de respeto. Y el merolico seguía y seguía. A estas alturas el escandalo me hacía imposible seguir poniendo atención a mi programa. Y entonces me quité los audifonos y le pedía amablemente al merolico que le bajara a su volumen. Cosa que no hizo, valiente manera de amar al prójimo, mientras la discusión en la parte trasera del camión seguía. Algunos viajantes se bajaron del segundo piso hacia el otro donde había menos escandalo. Finalmente el merolico se calló. La discusión en la parte de atrás se transformó en las virtudes de la biblia como "el libro" mientras el que había silenciado al merolico intentaba utilizar la razón para que la banda comprendiera que la existencia de un dios bondadoso era incompatible con el sufrimiento en el mundo.

A esas alturas del partido me bajé del camión.

Que necesidad tenía el merolico de arruinarme mi viaje de regreso, y el de todos los demás en el camión. Sad, sad, sad.

1 comentario:

Gerardo Sotelo dijo...

Bueno, talvez por alguna extraña razón necesitabas bajar del bus no importa de qué forma fuera...

Y así fue...

(Espera, hago mi mejor esfuerzo por encontrarle "otro lado" al asunto)