Estuvimos la semana pasada en Italia la niña Skene, el Mau y yo. Fuimos a Florencia y a Roma.
Y además de lidiar con la policía florentina la noche de nuestro arribo el otro momento zen fue ir a visitar el Vaticano.
Yo desde hace un rato deje de creer en el dios de los católicos a favor de dioses mas interesantes como Zeus, pero me queda claro que el dios mas rentable que jamás haya existido es el de la Iglesia Católica. Y para muestra un botón que se llama Vaticano.
El caso es que para entrar a la basílica de San Pedro había una graaaaan fila, pero sorprendentemente bien autoregulada. La gente iba y se formaba, no había policías ni nadie señalando, pero todo el mundo entiende el concepto de la fila: "First come, first served".
Lo que nunca faltan son los "vivaces" los que están por arriba de nosostros los mortales y sienten que gozan del derecho divíno de colarse en la fila. Muy discretamente se acercan, no al final de la fila como los comunes, sino al principio, donde discretamente o no tan discretamente aprovechan a algún distraído para insertarse e intentar camuflajearse entre la banda.
Bueno pues la cereza en el pastel de la humanidad es la siguiente persona que se nos quería meter en la fila, de hecho logró colarse justo detrás de nosostros, y a pesar de que intentó rebasarnos ya dentro de la fila en inumerables ocasiones logramos mantener el dominio sobre nuestro pequeño pedazo de tierra.
He aquí la foto de la culpable junto al Mau, si tienen trabajo en identificarla noten el atuendo: Cuello blanco, Suetercito, y sobretodo el tocado morado en el pelo.
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