Breve cuento para invitar a reflexionar sobre la dignidad humana
*Si está azotado el título pero se aguanta el populus.
Son las 3:00 am de un sabado. La verdad es que es un sabado que como todos los demás tiene número, mes y año, pero el día de hoy decidió estar incognito. La obscuridad que precede al amanecer aun es total, solo dos gallos que no tienen noción del tiempo han decidido cantar, cada uno de ellos demasiado lejos del lugar que en estos momentos nos interesa.
Al entrar por la puerta, el calor es prácticamente intolerable, arriba de 37 centigrados fácil. Los lentes se te empañan y la sensación de humedad que produce que la camisa se te pegue al cuerpo no te son desconocidos, pero aún asi no puedes evitar sentirte un poco incómodo. Ese vago recuerdo de tu educación católica te tiene jodido y lo sabes. Es mas, quizá por eso es que estás aqui otra vez.
Avanzas y lentamente te empiezas a sentir mas relajado, quieres una cerveza. Parte para alivianarte la existencia con alcohol, parte por el sabor. La cerveza siempre te ha recordado la juventud. Aún no se te ha ido, pero cada vez mas sientes deseos de aferrarte a ella como si estuvieras en el borde del precipicio y ella fuera la única saliente donde apoyar los dedos.
El lugar se encuentra lleno como casi todas las noches. No que hayas venido mucho ultimamente, pero tampoco eres un primerizo. Las luces del lugar están estrategicamente colocadas. No puedes ver las caras de los que como tu vienen aqui a deleitar a la retina. La secreta complicidad del anonimato. Otro mas de los factores que hacen que la humedad del ambiente te sea difícil. Vienes a ver el sitio de donde se origina esa humedad, y como tu vienen otros 200. Ni siquiera en eso pudiste ser original. Quiza debiste haberte quedado a blogear, pero a estas alturas del partido ya no sabes que es mas peligroso si masturbar tu cuerpo o tu mente.
Finalmente te dieron mesa y te trajeron tu cerveza. De un solo trago le has bajado 3/4 partes a la botella y no sientes ni el mas mínimo alivio. Ahora ya hay 5 portavasos sobre tu mesa y solo uno contiene todavia una botella con cerveza adentro. La humedad ya es tolerable, empiezas a disfrutar su sabor, leve pero perfectamente palateable. Afortunadamente la parte de tu cerebro que entiende lo patético de este ejercicio ya esta dormida.
La noche ha sido irrelevante, estás a punto de pedir la cuenta cuando de reojo alcanzas a ver que bajo las luces se presenta algo inusual para este tipo de lugar. Puedes percibir no solo la textura de la humedad en la lengua, sino que además sentiste cada uno de los pelos de tu cuerpo responder de manera instantanea.
No puedes quitarle los ojos de encima. Se separan piernas, se ve cada vez mas piel, pero lo que no puedes evitar es hacer contacto con sus ojos justo en el momento en que se encuentra en la parte mas alta del tubo.
Si alguien te hubiera dicho que el inicio de esta relación iba a darse justo como se dió no le hubieras creido.
El amor a primera vista fue inclemente y los atravesó a ambos de parte a parte.
Afortunadamente tu estabas sentado.
Ella ahora tiene una fractura expuesta de tibia.
1 comentario:
teibol
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